La ausencia de Donald Penn del campo de entrenamiento es un dolor de cabeza que la sólida línea ofensiva de los Oakland Raiders no necesitan en este momento.
Donald Penn alcanzó el Probowl el año pasado gracias a un impresionante desempeño, donde a pesar de enfrentar a los mejores cazadores de cabezas de cada equipo, permitió solo una captura de su mariscal de campo en toda la temporada, aunque esta fue de fatídicas consecuencias, ya que en esta jugada Derek Carr se fracturó su fíbula.
Donald Penn exige un incremento de salario en virtud de que, de acuerdo a Las Vegas Review Journal, su salario es el número 22 de la liga, y Donald con toda justicia, demanda estar entre los mejores 10 pagados de la NFL, de acuerdo a su desempeño.
A sus 34 años, cerca del ocaso de su carrera y con plena conciencia que la NFL es un negocio que privilegia la productividad, Penn está en todo su derecho de exigir un incremento, y lo mejor que puede hacer el hábil Reggie Mackenzie es alcanzar un acuerdo con el jugador y asegurarse de tener a su tackle izquierdo satisfecho con sus ingresos, protegiendo la mayor inversión del equipo: su mariscal de campo.
Penn es un gran veterano y su ausencia en ell campo de entrenamiento en este momento no es crítica, ya que conoce perfectamente bien el sistema y es un gran profesional, sin embargo el reloj sigue avanzando y un acuerdo debe alcanzarse a la brevedad.

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